Finalizando los años 30, con la llegada del tren a la ciudad y la creación del Parque Nacional, San Carlos de Bariloche se convirtió en destino de esquí para la clase alta de Buenos Aires.
El Dr. Raúl Parodi Cantilo estaba en el Destacamento de Montaña y, como muchos jóvenes de la zona, buscaba su candidata entre las jóvenes turistas porteñas.
El casamiento sucedió con Alicia Lalor. Con ayuda de su familia, construyen un lugar destinado a la recuperación de personas con afecciones crónicas.
El proyecto es encargado al arquitecto Ernesto de Estrada, quien aporta la elegancia y solidez de su estilo en este paisaje andino. La construcción se asemeja a las edificaciones hechas tiempo atrás en el Centro Cívico de la Ciudad.
La clínica Tunquelén ve cambiado su destino y es transformada en Hotel.
El devenir de la historia argentina también se va transformando, y con la llegada del peronismo, hay cambios en el turismo sureño. Es entonces que el público del Hotel Llao Llao elige hospedarse en el Hotel Tunquelén.
Pero con la segunda presidencia, éstos íconos y otros tantos sitios son expropiados. Su control queda a cargo de la Dirección de Parques Nacionales, quien lo ofrece en concesiones poco y nada auditadas.
El tiempo y el descuido hace que el edificio sufra una gran caída.
Muchos años más tarde, se suceden grandes remates que buscan devolverle a la zona la pujanza y esplendor turístico latente.
En 1982, Franco Iachetti se reúne con su familia, y cual si fuera un cónclave deciden avanzar con la compra y el proyecto de Hotel Tunquelén.
Limpiezas, mantenimiento y reformas: La construcción del Health Center, el Salón de Convenciones y el Puerto fueron ampliaciones hechas con la sólida convicción de que es absolutamente necesario respetar la identidad del diseño y los materiales que eligiera el Arquitecto Estrada.
En 1984, el renovado Hotel Tunquelén vuelve a abrir sus puertas con el afán de ser un clásico inmerso en la naturaleza de Bariloche que invita a encontrar bienestar.