Hace muchos siglos, antes que se oyera la lengua española en estas empinadas orillas del Nahuel Huapi, mapuches y tehuelches sabían que en Tunquelén había, entre coihues colosales, una enorme roca en voladizo, la mejor de la comarca para repararse y encender una fogata. Vista al lago mirando al sol. En los años 30, el arquitecto Estrada pone en el paisaje andino su firma sobria, elegante y sólida: el Hotel Tunquelén.
Tunquelén son varias hectáreas de bosque andino austral en una ladera que se proyecta hacia el lago. Hay senderos, miradores, rincones secretos en el bosque donde reinan coihues de dos y tres siglos. Hay una pradera soleada y una piscina climatizada bajo techo.
El parque tiene las más variadas especies, muchas de ellas centenarias, entre las que se destacan los coihues, los cipreses, el roble pellín y los radales, priorizando en su diseño paisajístico el respeto a las especies autóctonas.